miércoles, septiembre 05, 2012

Música

Por Berto Naviera.
Tema musical: “Ainda” (1995).
Autor e intérprete: Madredeus.


AÚN…  
          
Ainda
Madredeus
Llueve, el mar viene volando desde la lejana costa, sus oscuras olas flotantes irrumpen en mi tarde de café y de letras, entre los espacios vacíos, entre sorbo y sorbo, entre fumada y fumada, entre mi corazón y tu ausencia. Llueve. El sol vacaciona en otras tierras, dejando encendida y solitaria la luz de la mesa de noche; noche taciturna, silente, somnolienta, definitiva. Las gotas de agua caen a plomo, en silencio, como respetando mi lectura, mi concentración en los versos hilados que evocan nuestros días reunidos, de sonrisas y de besos, de caricias y de arrobos, de límites fundidos y de voluntades subyugadas.

            ¿Desde dónde viene esta música que balsea en mis oídos? ¿De dónde llegan estas melifluas notas que enternecen mis ojos y despiertan mis recuerdos? Me parece que caen unidas a las húmedas cartas de lejanía marítima, desde tu lejana residencia, desde aquella tu atalaya que resguarda el dragón de la distancia y el tiempo. Te extraño. Deambulas por mis sueños flotando sobre las notas de un chelo que toca sus cuerdas en un cuarto solitario y mal iluminado: notas lentas y nostálgicas, como yo mismo, como el poema que se inserta en mis pupilas hasta llegar a mis vísceras y hacerlas vibrar. Porfiado, persisto en el recurso de la pertenencia a través de los recuerdos; ahí eres mía, ahí sigues siendo mía, como mi respiración, como mis latidos; con esa intensidad de la vida, con esa vital necesidad.

            La lluvia arrecia y se retuerce como queriéndome distraer de mis cavilaciones, como intentando volverme a la vida. Me canta con gritos contundentes, golpea fuerte sobre la traslucida muralla de la ventana. Quiere atraparme o, tal vez, acariciarme. ¿Es qué haz enviadome con ella tus caricias?

            La húmeda marea marina trae con ella su propio brevísimo sol, intensísimo sol que hace restallar, una vez y otra vez y otra, sobre la tierra que ambos habitábamos. La dura lluvia no quiere que te piense, no quiere que te evoque. Exige que ascienda a sus castillos volantes y me deje guiar. Ella lo hará con sabiduría. Ella conoce el lugar donde puede encontrarte. Ella guarda el secreto del territorio donde es propicia la reunión de los amantes de las ventanas humedecidas. Sabe que, del otro lado del mundo, el mismo mar marino y flotante nos une contemplando los mismos añejos y arcanos robles llovidos. Las mismas sendas plenas de frenéticos paraguas negros que tapan lo mismo la luz que la lluvia. La misma ausencia de sol y la misma luz adormecida que llena los espacios que dejan las gotas suicidadas estalladas en el pavimento y los espacios entre las palabras sonoras y armónicas en nuestro poema. ¿Es aquella tu mano, es esa tu sombra, es este tu aroma? Leo, busco entre las líneas rectas de letras redondas tu voz y en su tinta busco tus huellas, desesperado. Me sigues haciendo falta.

            La lluvia va amainando, el cigarrillo se ha consumido y el café se ha enfriado, esperando. Los folios sueltos de tus escritos resbalan de mis dedos y mis ojos se entornan. El sueño, por fin el sueño. Sueño. Mis sueños están llenos de mares que aniquilan las distancias y abaten el tiempo. De soles infinitos y sonoros que retumban al compas de mis latidos: ¡tom toom taboom! De húmedas ventanas en donde dos amantes se buscan y encuentran el recuerdo.

            De mis ojos ya cerrados caen dos lágrimas silentes.

                        He muerto.
                                   He vuelto.
                                               Ainda…
                                                            Ainda…
                                                                        Ainda…
                                                                                  Ainda…

2 comentarios:

Nidya Areli Díaz dijo...

Simplemente genial, la combinación de música, poesía y narrativa se te da muy bien; se nota además el esfuerzo que has puesto en cada uno te tus textos. Te felicito, cada vez lo haces mejor.

Berto dijo...

Mil gracias....
Es un honor recibir tan elogioso comentario de ti.
Quedo, aún, más comprometido.
Recibe un cálido beso.