Por: Berto Naviera.
Tema musical: Why don't you do right.
Sound track de la película Song of self destruction.
Autor: Joe McCoy.
Intérprete: Jaclyn Haydamacha.
FIN
DE SUEÑO
Cuando abrió los ojos se dio
de frente con aquella pared helada y turquesa.
¿Hacía
ya cuántos años que estaban juntos? La había conocido en lo de Sally una tarde
calurosa y húmeda de agosto que había entrado al bar de la calle Main. Sally
estaba como siempre tras la barra y tenía puesta su radiante sonrisa de just on time que usaba para anclar
clientes al negocio. Su rostro fresco y agradable escondía a una mujer dura y
decidida que sabía cómo lidiar con clientes y pretendientes de ocasión. Él alguna
vez había pensado en Sally para algo más que el bartender que escuchaba sus penas que inevitablemente fluían
después de la quinta ronda de Jack Daniels, pero las cosas no habían
funcionado, definitivamente los negocios de Sally no eran los del corazón.
Aquella
tarde ella estaba sentada en la barra, sola, como se sabe, en esos casos es
duro decir algo que resulte apropiado; él probó:
—¿Puedo
invitarle una copa?
Cuando
ella volteó a mirar quién le hablaba, dos luces celestes enmarcadas por un
precioso y blondo marco golpearon rotundo el corazón de él. Allí había
comenzado todo: las citas, el romance, la vida en común… y luego, los problemas.
En
aquellos tiempos los negocios funcionaban perfecto y la plata fluía de continuo.
¿Cómo podría imaginar entonces el cambio que transformaría toda su vida? Él
siempre había ayudado a los muchachos en su colocaciones; las relaciones con
los patrones era lo suyo y siempre había ganancias de por medio, todos terminaban
contentos y casi nunca había conflictos serios.
Un
día había llegado a la oficina y se encontró con Tony, un fortachón hablando
con un exótico tono extranjero; había ido a informarle que a partir de ese
momento ellos se harían cargo de los contratos y él quedaba fuera del negocio.
Claro que lo mandó al demonio, pero los tanos venían para quedarse y eran duros
de combatir. De nada le sirvió estar en su país y con sus leyes, los tanos lo
fueron abarcando todo: desde los contratos con los sindicatos hasta las
apuestas y el licor. Ganar dinero fue haciéndose cada vez más difícil y él
tenía cada vez más años. Había terminado recorriendo calles y tocando de puerta
en puerta, haciendo sus cobros semanales y vendiendo sus minucias, recorriendo
las aceras con sol, con lluvia y hasta cuando nevaba. Ella ya no se veía feliz.
¿Por qué no lo dejaba? ¿Por amor? Él no lo creía posible. Aunque también habían
pasado los años por ella permanecía hermosa, pero aquellos maravillosos ojos de
luna ahora eran duros y fríos para él: ¡Todo por el maldito dinero!
Siguió
oyendo esa voz en que se combinaba a la perfección sensualidad y dureza, aún no
entendía lo que decía, pero su sonido lo fascinaba. Aún dentro del sueño y la
resaca abrió los ojos y se dio de frente con aquella pared helada y turquesa.
Why don't you do right, like some other men do?
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1 comentario:
Querido Berto Naviera, eres probablemente la persona que ha evolucionado más desde el inicio del proyecto Sombra del Aire. En cada colaboración tuya se hace notar un trabajo reflexivo de fondo, un trabajo, además, escritural y a consciencia. No obstante algunas veces se te van todavía ciertos detalles –cosa muy normal en un buscador del oficio en formación-, por ejemplo, si bien esta vez tu lenguaje es fluido, hay que ver que caíste en el exceso de “había”, revisa tu texto y cuenta cuántos tienes en cada párrafo. Por lo demás no me queda más que seguir felicitándote, me gusta mucho que te arriesgues en tu escritura y en los géneros musicales. Tu sección es de las más coloridas del blog. Enhorabuena, por favor nunca nos faltes.
N. A.
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